La segunda película como director para
Wong Kar-Wai fue “Days of being wild”, un apasionado melodrama
romántico que podríamos considerar el primer film que marcaría
totalmente el estilo del director en la gran pantalla. Todo lo que se
intuía en su debut, “As tears go by”, se confirma en esta
película de 1990, en la que la tristeza de los personajes por no
alcanzar el amor, se mezcla con el proceso autodestructivo de su
protagonista, interpretado por un enorme Leslie Cheung, que arrasó
con razón en los premios individuales de aquel año.
La película, que además supuso el
comienzo de una prolífica relación entre el director y Christopher
Doyle, que se convertiría en un habitual colaborador a partir de
entonces, guarda nexos con “Deseando amar” y “2046”, rodadas
varios años después, estando las tres ambientadas en el Hong Kong
de los años 60, y sobretodo cruzando a varios de sus personajes.
Yuddy, un joven de casa bien que vive
su vida de manera despreocupada e impulsiva, no tarda en capturar el
corazón de Su Li Zhen. Esta sin embargo queda tocada cuando descubre que no
quiere nada serio, y termina encontrando un hombro en el que llorar
en el de un policía al que se suele cruzar en sus rondas nocturnas.
Yuddy continúa su vida sin más
problemas, y encuentra el cariño rápido de Mimi, una chica de
cabaret de la que tampoco querrá saber nada en poco tiempo. Los
problemas del joven viene de casa, ya que su madre adoptiva, una
antigua prostituta con una buena cuenta corriente, se niega a decirle
nada de su verdadera madre.
Si os digo que el título original,
(que se traduciría como “La verdadera historia de un gamberro” o
algo así según San Google) es el mismo con el que se
estrenó en Hong Kong en su día “Rebelde sin causa” de Nicholas Ray, supongo
que quedan las cosas mucho más claras de primeras, como siempre con
las referencias clásicas muy presentes.
Este melodrama puso las bases
definitivas de lo que devendría la carrera del director: personajes
atormentados por el pasado, incapaces de sobrevenir la adversidad y
comenzar de nuevo. El centro de la acción es el personaje de Leslie
Cheung, que refleja su tormento interior en una espiral de relaciones
efímeras llenas de impulsos tanto afectivos como violentos. A su
alrededor se mueven el resto de personajes, incluida su madre
adoptiva, con la que le une una extraña relación afectiva,
involucrándose todos en relaciones amorosas complicadas; el
personaje Maggie Cheung encontrando un hombro en el que llorar en el
de Andy Lau, el de Jacky Cheung obsesionándose en conseguir al de
Carina Lau.
Melodrama en todo se esplendor en el
que no faltarán los celos, el romance secreto, las pasiones a flor
de piel y hasta ese aspecto culebronesco de la adopción.
Como en muchas de sus películas el
director expone dos caminos totalmente antagónicos, que sin embargo
suelen llevar a un mismo desenlace. En este caso tanto a través de
los dos personajes protagonistas masculinos principales, de carácter
y moral muy diferente, ambos sin embargo con un presente atado por
sus relaciones maternas, uno por buscar sus orígenes, el otro retenido en su trabajo como policía en la ciudad para cuidar de su madre.
La evolución de Wong Kar-Wai como director con la película parece inapelable: si en “As tears goes by” se apreciaban rasgos definitorios, aquí el genio sale de la lampara dejando momentos imborrables, frases memorables, y esa maestría en el encuadre, los deliciosos movimientos de cámara, el ritmo, el gusto por el detalle y el imaginario visual lleno de clase, llegando a todo su esplendor. Hay que destacar por supuesto el trabajo de Christopher Doyle con esos tonos verdosos de su fotografía, y aunque aquí esta más contenido de lo que veríamos más adelante -según él mismo, aquí todavía “no sabía muy bien lo que hacía”-, es uno de los atractivos indiscutibles de la película.
Para el final el director nos guarda
una pequeña sorpresa en forma de inserto que hubiera servido para
una futura secuela. Como la película no funcionó en absoluto en
taquilla, aunque si arrasó en los premios del Hong Kong como lo
mejor del año, el director esperó algún tiempo hasta continuar con
el destino de algunos de los personajes, que recuperó tanto en
“Deseando amar” como en “2046”.
Aunque estas sea la entrada más floja de las tres, sigue siendo una película llena de alicientes, tanto para volver a disfrutar una y otra vez, como para descubrir la explosión de creatividad del director.
Aunque estas sea la entrada más floja de las tres, sigue siendo una película llena de alicientes, tanto para volver a disfrutar una y otra vez, como para descubrir la explosión de creatividad del director.
Creo que después de esta película, Andy Lau renunció a toda posibilidad de trabajar con WKW.
ResponderEliminarPor su forma de trabajar o por que lo dices, Juniper? un saludo ^^
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