Las navidades pasadas se estrenaba en
Japón un nuevo biopic de una de sus grandes figuras militares, el
Almirante Isoroku Yamamoto, que pasó a la historia por encabezar el
ataque japonés sobre Pearl Harbor en el año 1941. No es la primera
vez desde luego que la figura del almirante se lleva a la gran
pantalla -Toshiro Mifune le dio vida en un film de 1968-, pero desde
luego el tiempo permite ver la historia con otros ojos, y
probablemente esta versión sea bastante menos patriótica de lo que
pueda parecer.
En este caso es otro gran actor como
Koji Yakusho quien con su presencia imponente interpreta al
almirante, al que se le muestra en su faceta de estratega militar,
pero también como un hombre que se preocupa por las circunstancias
que llevarían finalmente al país a la miseria.
El relato comienza sin embargo antes de
1941, cuando Yamamoto, uno de los hombres fuertes dentro de la
Marina, se opone frontalmente a que Japón se una a la Alemania nazi
y a la Italia de Mussolini. Sin embargo se encuentra una opinión
pública que ve en la alianza un gran beneficio futuro, alentada por
las alabanzas de la prensa.
Cuando finalmente se aprueba que Japón
firme el pacto del Eje en 1940, Yamamoto es elegido máximo
responsable de la Marina.
Este es el retrato de un hombre
enfrentado a los poderes, un hombre políticamente incómodo por
buscar siempre la salida más correcta, aunque esta no sea la más
provechosa. Así vemos preparar el ataque a Pearl Harbor, un plan
preparado para dar un golpe de efecto a la poderosa marina
norteamericana y obligarlos así a firmar un tratado de paz, pero que
por la incompetencia de algunos subordinados, y también sus
superiores, tiene el efecto totalmente contrario.
Aunque este es un film con la mira
puesta en el público local, uno se tiene que preguntar como habría
cambiado la historia de haber tenido éxito el plan de Yamamoto.
Koji Yakusho esta imponente en su
papel, carismático, sin necesidad de gran cosa para transmitir toda
la seguridad y la personalidad del almirante. El actor interpreta a
su personaje como un hombre recto, pero cálido con los civiles y su
familia, que da mucha importancia a la camaradería entre soldados.
Este se ve acompañado además de un
reparto lleno de nombres conocidos, algunos en papeles minúsculos,
entre los que destacan Teruyuki Kagawa, Hiroshi Tamaki, Akira Emoto,
Kippei Shiina, Hiroshi Abe o Toshiro Yanagiba. Un gran reparto de
caras conocidas, que aunque no tengan tiempo de desarrollar sus
personajes, seguramente con la excepción de Kagawa como el editor de
periódico favorable al Eje sea quién llame más la atención, se
agradece en un proyecto de esta envergadura.
La película tiene una ambientación y
un estilo muy clásico, quizás un poco acartonado, pero encaja tanto
con la historia como con el tono y la dirección de Izuru Narushima.
El director, que estrenó en el mismo año una película a mi juicio
superior como “Rebirth”, con la que se llevó algunos premios,
opta por una dirección sin estridencias, con algún conato de
melodrama, pero tan firme como el propio protagonista en las escenas
de combate, en la que no puede dejar de sorprender el estoicismo de
los personajes. Aunque no son el centro de la película, que se
centra más en la burocracia interna del ejército, esas escenas de
acción si que pueden ser uno de los reclamos del film.
Le falta algo de emoción para llegar a
convertirse en un gran film épico con el que el espectador pueda
sentir mucho más cerca la historia -teniendo siempre en cuenta que
no somos en absoluto el publico para el que esta pensado el film-,
pero resulta una propuesta muy interesante para ver el conflicto
desde el otro bando, y ver como seguramente la derrota de un hombre
intachable que buscaba el bien para su país como Yamamoto, resultó
ser clave en la historia.
6,5 de 10
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