Después de algunos intentos frustrados, Kim Ji-woon por fin se estrenaba en suelo norteamericano con "The last stand", aquí "El último desafío", nada menos que el regreso a la gran pantalla como protagonista de un mito de la acción como Arnold Schwarzenegger. A pesar de tratarse de un producto absolutamente norteamericano, en el que afloran un buen puñado de tópicos redneck, desde el "fuera de mi propiedad", hasta esas cafeterías en que Mary Lou te pregunta si quieres otra taza de café, el director le pone su sello a la película, tanto en el aspecto visual, donde demuestra de nuevo su maestría tras la cámara, como en esa unión de puntos de humor e ironía a un film puramente de acción crepuscular, arreglándoselas para que quede un producto más que apetecible para una sesión palomitera.
El sheriff Ray Owens se prepara para su día libre en Sommerton Junction, un pequeñísimo pueblo muy cerca de la frontera. No tardará en complicársele el día a él y sus ayudantes, primero con la muerte de un granjero, algo que le llevará a descubrir que una banda criminal esta preparando algo en el pueblo, y posteriormente cuando reciba una llamada del FBI: un capo de un cartel de la droga se ha escapado en un traslado, y va directo a su pueblo para cruzar la frontera.
Casi como si fuera un western crepuscular, en el que el sheriff a punto de retirarse va a de tener un mal día justo antes de su retiro, el personaje de Schwarzenegger se enfrenta en ese pequeño pueblo a una banda de matones preparadísimos para un ataque total, un material muy ligero perfecto para que Kim Ji-woon pruebe a Hollywood de lo que es capaz. La película es un divertimento absoluto, y su pulso es total desde la primera escena, en que con una situación muy simple, un coche de policía apostado en una carretera solitaria en una noche oscura, ya nos indíca por donde va a ir el film: acción lo más molona posible, y muchos golpes de humor y autoparodia de los tópicos de la Norteamérica rural.
El guión, pese a su simpleza y algunos giros forzados, sirve su cometido perfectamente, contando con un buen equipo de personajes que, aunque estereotipados, forman un tanto extraño y divertido "Grupo salvaje", gracias sobretodo al muy decente casting del film. Y es que al Governator le acompaña un Sancho Panza en potencia como Luis Guzmán (Carlito´s way), uno de esos secundarios que suele pasar desapercibido pero que aquí esta en su salsa como el cobardica ayudante del Sheriff. Jamie Alexander (Kyle XY), es otra de las ayudantes en plena ruptura amorosa con el brasilero Rodrigo Santoro (300, Che), aportando la linea de romance del film, y Johnny Knoxville (Jackass) pone el personaje más chiflado, y también el más insoportable.
Desde la gran ciudad seguimos al grupo del FBI formado por Forest Whitaker (Ghost Dog), Génesis Rodriguez (Casa de mi padre) y el norteamericano de descendencia surcoreana Danniel Henney (Lobezno).
En el lado de los villanos tenemos a nuestro Eduardo Noriega en el papel de capo de la droga, al que le pirra el riesgo y la velocidad, y Peter Stormare (Fargo), que aporta ese punto de imprevisibilidad a su personaje de mano derecha del criminal.
La película se construye lentamente, siguiendo lo que va sucediendo en el pueblo, con los primeros rastros de criminales y demás, y el traslado del capo de la droga como prisionero, de una manera muy ligera y con una cierta calma tensa, viendo lo que está por venir, pero una vez que las piezas se colocan en su sitio, el film acelera para una parte final adrenalínica, en que la acción toma las riendas definitivamente sobre el costumbrismo, y los personajes agotan todas las balas de sus armas.
Como decía el pulso y el sello personal de Kim Ji-woon se nota especialmente en esas escenas de acción, en que sus planificaciones de las escenas son maestras, siempre aportando un punto de vista y recursos para hacer que visualmente sea tan explosiva como las descargas de las armas.
Pero también se nota en ese cierto cinísmo de los personajes, y en ese tono de autoparodia en algunos momentos de los que hablaba. Realmente es muy fácil, a pesar de tratarse de un film muy norteamericano, imaginar una versión surcoreana, e incluso ponerle cara coreana a algunos personajes.
El director, que ha comentado que más dificil que la barrera del idioma, ha sido el acostumbrarse a trabajar al estilo norteamericano, se ha llevado a Hollywood a dos técnicos surcoreanos: por un lado Kim Ji-yong, su director de fotografía en "A bittersweet life" y su segmento de "Doomsday book", que hace un trabajo espléndido en el contraste de los tonos cálidos del pueblo y los más fríos de la oficina del FBI, así como en las escenas nocturnas, y a Mogw, que ya le compuso la banda sonora de "Encontré al diablo" y que también realiza un trabajo de lo más destacable.
Como película para la pura evasión con un buen cartón de palomitas es absolutamente perfecta, y desde luego como inicio de una carrera de Kim Ji-woon en Estados Unidos, donde el mismo director ya ha comentado que volverá a principios del año que viene, alternando proyectos a cada lado del pacífico, es una buena primera prueba de su calidad, hasta con un producto tan ligero como este.
7 de 10
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