Por fin se estrenaba este pasado fin de
semana en nuestro país "Stoker", el film de
Park Chan-wook rodado en Hollywood. La película puede tener un guión
escrito por Wentworth Miller (el mismísimo protagonista de
"Prison Break"), y ser un producción norteamericana de la
compañía de Ridley Scott y su hermano, y del habitual productor de
Wes Anderson, pero lleva el sello indeleble del director surcoreano.
Este perturbador drama familiar en el
que la perversión y la maldad nos guían en la historia, tiene trazos
absolutamente reconocibles de la obra de Park, además de una clara
influencia Hitchcokiana, pero seguramente por tratarse de un proyecto
que miraba más a occidente que a su propio país, se pierden algunos
elementos que aportaban la frescura de su cine.
Da la impresión que más que la
película americana de Park Chan-wook, "Stoker" sea la
película europea de Park Chan-wook, o por lo menos de lo que el
director entienda por cine europeo, con la libertad creativa que ello
implica, pero también con algunos de los tics pretenciosos del cine
del viejo continente.
La vida de India Stoker cambia al
cumplir su dieciocho cumpleaños, cuando su padre fallece en un
accidente de tráfico. La relación con su madre no es buena, y
empeora cuando llega a casa un extraño invitado del que India no
conocía su existencia, su tío Charlie, del que no tarda en
sospechar.
La sospecha se convierte poco a poco en
fascinación, y la relación entre ambos les acerca día tras día.
Cualquier duda de si el trabajo de Park
Chan-wook en Hollywood le llevaría a rebajar su tono habitual, más
aún trabajando por primera vez con guión ajeno (si no contamos la
adaptación de "Oldboy"), queda disipada totalmente según
avanzan los minutos de "Stoker": este film es absolutamente
reconocible como suyo y encaja perfectamente en la estantería al
lado de "Thirst", su anterior film.
El director nos lleva de nuevo por el
camino de la perversión de la inocencia, esta vez sin necesidad de
mostrar la parafernalia católica, aunque no le faltan desde luego
buen número de metáforas para mostar la llegada del mal.
La trama es sencilla, una especie
de versión depravada de "La sombra de una duda" de
Hitchcock, pero eso no quiere decir que la película no sea compleja;
Park se focaliza en los tres personajes protagonistas, a los que ni
siquiera rodea de un gran número de secundarios, que prácticamente
se pueden contra con los dedos de las manos. El centro del film son
las relaciones que se crean entre los tres personajes desde el
momento de la llegada del tío Charlie a casa, que pervierte con sus
juegos de miradas tanto a la madre como a la hija.
Seguramente la principal virtud de la
película es el nivel de perturbación que logra crear en el
espectador, a través de una puesta en escena que busca
constantemente la poética, convirtiéndola en una especie de bellísima fábula
maligna.
Pero a la vez esa virtud se convierte
en su peor defecto, ralentizando la historia hasta el infinito, y
sobretodo llenando el film de momentos pretenciosos, aburriendo a
ratos por pura reiteración.
A Park Chan-wook, que nunca ha sido un
director al que calificaría de pretencioso, se le ha ido esta vez la
mano en ese aspecto, dejando por el camino ese punto de cinísmo que
no faltaba en sus anteriores películas. "Stoker" se toma
demasiado en serio a si misma.
En el apartado actoral destaca
absolutamente Mia Wasikowska, que hace un papel fantástico como la
perturbable India Stoker. Ella lleva prácticamente el peso de toda
la película, y desde luego sale más que airosa, componiendo un
personaje lleno de matices en su cambio.
Matthew Goode cumple perfectamnete como
el oscuro tío Charlie, ese hombre misterioso y encantador, de
mirada claramente lasciva. Mucho mejor desde luego que Nicole Kidman,
que, admito, no es una actriz a la que adore precisamente, pero que
aporta lo peor de si misma para un personaje que ya de por si es
insoportable. En ese sentido se podría decir que es un acierto de
casting.
Visualmente el film es una pura
delicia, tanto por la fotografía del habitual del director Chung
Chung-hoon, el único colaborador que Park se ha llevado a Hollywood,
como por el diseño de producción de Therese de Prez. Y por supuesto
por el talento del director surcoreano, que da toda una lección en
exquisitez y clase.
Como cuento inquietante lleno de
inmoralidad, Park Chan-wook ofrece una obra absolutamente personal, y
aunque el trayecto de los 100 minutos de "Stoker" sea algo
farragoso y le sobren esos puntos de pretenciosidad que le hacen más
mal que bien, el viaje vale la pena.
7 de 10
2 comentarios:
Bueno bueno, yo la fui a ver ayer y prácticamente opino como vosotros ^^
Ya nada más puedo añadir que no esté en la reseña jajaj.
Solamente se me ocurre: Escena favorita: Yo, (para decirlo en pocas palabras) cada vez que estaba de por medio India bajando al sótano.
Y cada ajusticiamiento de cinto, aunque bastante menos.
Me alegra saberlo :) en general hemos vistos comentarios totalmente positivos en la red, pero nosotros le ponemos esos peros.
Gracias por el comentario!
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