lunes, 13 de junio de 2011

CAFW: Yoyochu in the Land of Rising Sex.



Una de las propuestas más diferentes dentro de la diversidad de la programación del CAFW era Yoyochu in the land os rising sex, un documental sobre Tadashi Yoyogi, alias Yoyochu, uno de los directores pioneros en el Pinku Eiga, el cine erótico japones, desde los años 60, que realizó el salto al AV, al cine pornográfico, con una carrera muy peculiar. El documental no sólo retrata la interesantísima vida del propio director -además de su trabajo ha tenido una vida privada bastánte convulsa- sino que también sirve como retrato de la história del Pinku Eiga, de su éxito y su declive, y también una mirada al aparentemente grimoso mundo del cine porno.


Tadashi Yoyogi (nombre real: Teruo Watanabe), nacido en 1938, crece en plena postguerra. Desde adolescente empieza a juntase con malas compañías, que le llevan a acabar trabajando para bandas yakuza. Pasar de los locales de alterne a meterse en el mundillo del cine erótico es fácil, y así acaba dirigiendo sus primera películas para una subcontrata de la Nikkatsu. En pleno boom del Roman Porno, Yoyogi paga los platos de la "censura" en un juicio contra la Nikkatsu por mostrar contenido indecente en sus peliculas, pero al final acaba siendo declarado inocente en un macro-juicio que dura años.

De ahí, saltamos hasta los primeros años ochenta, donde el boom del video hace que Yoyogi, en afan explorador, comience a rodar cine cada vez más explicito... el éxito es aclaparador, el director sigue experimentando, buscando nuevas formas de llamar la atención al público en un sector tan competitivo como el del porno, donde un diseño de portada específico o un nombre conocido podía conseguir que tu video fuera superventas o acabara en la montaña de títulos X. El afán explorador es mucho más sensorial que explicito: Yoyogi se obsesiona cada vez más con que sus actores se liberen por completo, que se dejen llevar y dejen atrás los complejos, las cohibiciones, y que lleguen a un orgasmo completo, físico y mental.


Así el director comienza a experimentar con rodar sexo en grupo "canalizando" los orgasmos, con hipnosis (algo que lógicamente no le da muy buen resultado, ni como satisfacción personal ni como exito entre el público)... siempre buscando llegar el interior de las mujeres convertidas en actrices, intentando llegar no sólo a su liberación sexual, sino también intentando llegar al alma de ellas, a conocerlas; cási podríamos decir que era tanto un psicólogo como un director de cine.
El problema llegó en los primeros ´90, cuando la burbuja económica explotó en Japón y Yoyogi también se vió afectado en un proyecto urbanístico que estaba creando.
A pesar de eso, el director siguió, hasta el dia de hoy a sus 73 años, rodando videos porno -uno al mes-, llegando ya a los 550 titulos.

Como véis una vida plena a nivel profesional, pero también vemos su vida personal, en el testimonio de su esposa, con la que lleva casado más de 40 años, una mujer que ha soportado infidelidaes a mansalva, pero que no ha dejado de apoyar, y en algunos momentos duros incluso mantener, como en la época del juicio en los 70, a su marido, del que nos habla dándonos otra perspectiva más. También aparece brevemente la hija del director.


Masato Ishioka, el director de este documental, que ya había tratado el tema del AV en su anterior film "Scoutman", nos ofrece un retrato que parece lleno de honestidad de una personalidad muy interesante como es la de Yoyochu, pero también de la história y el mundo del AV en Japón, su industria, las personas que la forman más allá de lo que hagan o no en pantalla.
La personalidad del director, su busqueda por el placer pleno y puro femenino, en definitiva por capturar en pantalla una sensación tan etérea, es simplemente fascinante, además de aportarnos testimonios de primera mano de la gente de la escena del Roman Porno, el auge del Pinku Eiga, o aquellos que apostaron por el formato VHS y que vendieron videos X como rosquillas, los números de unidades vendídas que aparecen en la pelicula son increíbles.

En cualquier caso, se tenga interés en el mundo del Pinku y el AV o no, un documental muy, muy recomendable, quizás se acabe haciendo un poco largo (son 120 minutos), pero el visionado bien vale la pena.

8 de 10

2 comentarios:

¿Fui el único afectado por dos chicas que no pararon de hablar durante la mayoría de la proyección del viernes a las 22:30?. De verdad fué una falta de respeto increíble.

Nosotros la vimos el jueves por la tarde... por suerte no hemos tenido ningún problema parecido en las pelis que hemos visto, yo temía especialmente a la gente con el movil, que cada vez lo utiliza más y presta menos atención a la pantalla, pero nada.
Un saludo.

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