Ultimo dia de Festival, ya que sólo quedaban para el dia siguiente las tradicionales maratones con una selección de las peliculas ya programadas, y esta edición se guardaba para el final las que a la postre han sido nuestras dos peliculas favoritas, tanto occidental como asiática: Drive de Nicholas Winding Refn y Himizu de Sion Sono. Además el día comenzaba para nosotros en el pase de prensa de la Clausura, el remake/precuela de La Cosa de John Carpenter y Tormented 3D (anteriormente conocida como Rabbit Horror 3D), la nueva incursión de Takashi Shimizu en el formato tridimensional.
Muchos espectadores del festival tenían la mosca detrás de la oreja con esta precuela a "The Thing", el clásico de John Carpenter que ya era un remake de la pelicula de los años 50, que a su vez estaba basada en una novela. El caso es que el film de debut del holandés Matthijs van Heijningen Jr. funciona cási tanto como remake de la de Carpenter como de precuela de esta misma: se repiten esquemas y acciones, aunque esta vez situados en la base noruega que se menciona en la anterior, yo diría que esta vez tenemos "más Cosa" y más origen, y que lógicamente los efectos especiales lucen muy bien, mucho más explícitos de lo que esperaba.
La recepción fue un tanto fría, algo comprensible al tratarse de una pelicula tan cercana a un titulo de culto, pero nos agradó esta precuela con un desarrollo muy rápido, no para ni un instante desde el sensacional comienzo, y enlaza al final perfectamente con la versión de Carpenter, con lo que por lo menos a nosotros nos dejó satisfechos.
Luego llegaba la esperada Drive de Nicholas Winding Refn, ganadora del premio al mejor director en Cannes y vista en Donosti con excelentes críticas.
Ryan Gosling interpreta a un conductor en escenas de riesgo en peliculas, pero por las noches se saca un sobresueldo trabajando como conductor para criminales. Su personaje inicia entonces una relación con su vecina de al lado, una mujer casada y con un hijo, cuyo marido está en la carcel.
Probablemente nuestra pelicula occidental favorita del año, nos fascinó la mezcla de mundo criminal con el drama romántico, las luces de neón de la ciudad y las adrenalínicas persecuciones en coche -creo que todos nos quedamos con ganas de ver más escenas de huida de la policia- con el desarrollo de los personajes.
Un film muy completo en todos los sentidos, história, puesta en escena, visualmente es un prodígio y la banda sonora ochentera encaja de maravilla con lo que vemos en pantalla.
Prácticamente perfecta.
Después de dos occidentales, cerrabamos con dos peliculas asiáticas: la primera Tormented 3D, el regreso de Shimizu al Festival con otra pelicula ne el formato de moda después de su desastroso pase del año pasado con The Shock Labyrinth. Esta vez sale mucho mejor parado y es que a pesar de no tratarse ni mucho menos de su mejor film, Shimizu consigue volver a poner en tensión al espectador con una historia de traumas psicológicos en la que vamos cambiando de protagonista según avanza la pelicula.
La estructura de la pelicula nos ha parecido muy interesante, y con un buen reparto encabezado por Hikari Mitsushima (en su tercera pelicula en el festival, con Harakiri 3D y Smuggler), y Teruyuki Kagawa (Tokyo Sonata), fotografía de Christopher Doyle y un 3D que probablemente sea el mejor de las cuatro pelicula en este formato que hemos visto, se puede considerar que Shimizu, esta vez si, ha vuelto a la buena senda.
Y llegábamos al final del dia, y del Festival, con Himizu de Sion Sono, a la postre nuestra pelicula favorita del Festival junto a Drive.
Esta história de adolescentes perdidos, situada en la zona arrasada por el tsunami de Fukushima, provoca un torrente de emociones, especialmente en los últimos minutos, donde es inevitable que se nos ponga la piel de gallina.
Si Guilty of Romance tenía una estructura más o menos similar a Cold Fish, Himizu es un film totalmente diferente, quizás esté más cerca de Love Exposure pero el tono es mucho más duro y más doloroso.
Sono ha rodado uno de sus mejores trabajos y parte de la culpa es de la pareja de actores protagonistas, que muy meritoriamente recibieron un galardón en Venecia por su trabajo, sus actuaciones están llenas de intensidad, sinceridad y fuerza.
Y con este buen sabor de boca dejábamos esta edición del Festival de Sitges, un año más lleno de muy buen cine, pero también de excelente compañia y charlas infinitas.
Al día siguiente... tocaba dormir, por fin, 8 horas (por lo menos).
Muchos espectadores del festival tenían la mosca detrás de la oreja con esta precuela a "The Thing", el clásico de John Carpenter que ya era un remake de la pelicula de los años 50, que a su vez estaba basada en una novela. El caso es que el film de debut del holandés Matthijs van Heijningen Jr. funciona cási tanto como remake de la de Carpenter como de precuela de esta misma: se repiten esquemas y acciones, aunque esta vez situados en la base noruega que se menciona en la anterior, yo diría que esta vez tenemos "más Cosa" y más origen, y que lógicamente los efectos especiales lucen muy bien, mucho más explícitos de lo que esperaba.
La recepción fue un tanto fría, algo comprensible al tratarse de una pelicula tan cercana a un titulo de culto, pero nos agradó esta precuela con un desarrollo muy rápido, no para ni un instante desde el sensacional comienzo, y enlaza al final perfectamente con la versión de Carpenter, con lo que por lo menos a nosotros nos dejó satisfechos.
Luego llegaba la esperada Drive de Nicholas Winding Refn, ganadora del premio al mejor director en Cannes y vista en Donosti con excelentes críticas.
Ryan Gosling interpreta a un conductor en escenas de riesgo en peliculas, pero por las noches se saca un sobresueldo trabajando como conductor para criminales. Su personaje inicia entonces una relación con su vecina de al lado, una mujer casada y con un hijo, cuyo marido está en la carcel.
Probablemente nuestra pelicula occidental favorita del año, nos fascinó la mezcla de mundo criminal con el drama romántico, las luces de neón de la ciudad y las adrenalínicas persecuciones en coche -creo que todos nos quedamos con ganas de ver más escenas de huida de la policia- con el desarrollo de los personajes.
Un film muy completo en todos los sentidos, história, puesta en escena, visualmente es un prodígio y la banda sonora ochentera encaja de maravilla con lo que vemos en pantalla.
Prácticamente perfecta.
Después de dos occidentales, cerrabamos con dos peliculas asiáticas: la primera Tormented 3D, el regreso de Shimizu al Festival con otra pelicula ne el formato de moda después de su desastroso pase del año pasado con The Shock Labyrinth. Esta vez sale mucho mejor parado y es que a pesar de no tratarse ni mucho menos de su mejor film, Shimizu consigue volver a poner en tensión al espectador con una historia de traumas psicológicos en la que vamos cambiando de protagonista según avanza la pelicula.
La estructura de la pelicula nos ha parecido muy interesante, y con un buen reparto encabezado por Hikari Mitsushima (en su tercera pelicula en el festival, con Harakiri 3D y Smuggler), y Teruyuki Kagawa (Tokyo Sonata), fotografía de Christopher Doyle y un 3D que probablemente sea el mejor de las cuatro pelicula en este formato que hemos visto, se puede considerar que Shimizu, esta vez si, ha vuelto a la buena senda.
Y llegábamos al final del dia, y del Festival, con Himizu de Sion Sono, a la postre nuestra pelicula favorita del Festival junto a Drive.
Esta história de adolescentes perdidos, situada en la zona arrasada por el tsunami de Fukushima, provoca un torrente de emociones, especialmente en los últimos minutos, donde es inevitable que se nos ponga la piel de gallina.
Si Guilty of Romance tenía una estructura más o menos similar a Cold Fish, Himizu es un film totalmente diferente, quizás esté más cerca de Love Exposure pero el tono es mucho más duro y más doloroso.
Sono ha rodado uno de sus mejores trabajos y parte de la culpa es de la pareja de actores protagonistas, que muy meritoriamente recibieron un galardón en Venecia por su trabajo, sus actuaciones están llenas de intensidad, sinceridad y fuerza.
Y con este buen sabor de boca dejábamos esta edición del Festival de Sitges, un año más lleno de muy buen cine, pero también de excelente compañia y charlas infinitas.
Al día siguiente... tocaba dormir, por fin, 8 horas (por lo menos).
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