Satoshi Kon (1963-2010).

Ayer saltaba la noticia en Twitter y se expandía como la polvora, pero no hemos querido hacer un post hasta la confirmación oficial; ayer falleció Satoshi Kon, a los 46 años, a causa de un maldito cáncer de pancreas.

Desde la aparición de Perfect Blue, en 1997, hemos seguido a Kon, su manera de revisar la mente humana y sus rincones oscuros, algo que ha seguido explorando en el resto de sus películas, buscando siempre el lado oculto (y oscuro) del subsconsciente.
Su estilo visual realista y detallado, pero capaz de crear auténticas explosiones de creatividad, le convirtieron rápidamente en una rara avis ya no sólo en el cine de animación, sino del cine en general. Y más teniendo en cuenta la absoluta variedad de géneros en su obra, del thriller psicótico Perfect Blue hasta esa comedia loca protagonizada por tres vagabundos que es Tokyo Godfathers.

Su legado son cuatro fantásticas películas, Perfect Blue, Millenium Actress, Tokyo Godfathers y Paprika, y una sensacional serie, Paranoia Agent. Deja inacabado el film en el que estaba trabajando, The Dreaming Machine.

El cine de Kon es emocionante y visualmente espectacular, con torrentes de imaginación, pero sobretodo es capaz de llegar hasta lo más profundo del alma humana.
El mundo de la animación pierde a uno de sus mejors directores.


Hace un par de años nuestra Jessica Jones le dedicó un reportaje revisando sus cuatro imprescindibles películas como director.

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