Still Walking sigue a lo largo de un día a tres generaciones de una familia japonesa. La película explora lo agridulce que pueden resultar las relaciones familiares a la vez que la gran verdad que subyace bajo su existencia. Como cada año, unos hijos ya adultos visitan a sus ancianos padres para conmemorar la trágica muerte del hijo mayor, que se ahogó por accidente 15 años atrás. El hijo menor, Ryota, está resentido por el favoritismo de sus padres hacia su hermano muerto. Su padre, un médico jubilado, está resentido con su hijo por no seguir sus pasos como médico y haberse juntado además con una madre soltera. A su vez, la madre de Ryota está disgustada con su hija. Luminosa en su superficie pero oscura en su interior, la nueva película de Kore-eda es un fiel retrato de la complejidad de la familia. Su asombrosa simplicidad no solo remite a los clásicos de Ozu, sino también al trabajo de otra directora de su generación, Naomi Kawase, con la que comparte la obsesión por la vejez, la familia, las diferencias generacionales y los contrastes entre tradición y modernidad.
La nueva película de Kore-eda (Nadie Sabe), es un retrato de una familia japonesa algo disfuncional. Con alguna que otra connotación autobiográfica y mucho sentimiento, nos muestra un día en la vida de una familia que se junta para conmemorar la muerte de un miembro de la familia, y lo hace mostrando las costumbres, rituales, los diálogos y las relaciones entre los padres y los hijos de cualquier familia típica, con sus conflictos personales.
Se habla de la frustración de no conseguir las expectativas de futuro, de la incomprensión e incomunicación, de la decepción, del “agobio” paternal, del cambio generacional y de valores, de los reproches pero siempre con respeto y suavidad, ……..
De nuevo Kore-eda nos muestra un estilo narrativo elegante y sereno, en donde predominan la belleza de las imágenes, los silencios, la ternura, la desdicha, y los diálogos “con segundas”.
Las actuaciones de todos los actores tanto principales como secundarios son excepcionales, todos ellos están muy convincentes en el papel que les corresponde interpretar en el rol de la susodicha familia.
Still Walking es en apariencia una historia sencilla muy conmovedora y fácil de ver, sin sentimentalismo barato ni moralina (hasta quizá sus últimos minutos), que esconde entre su contenido una inmensa, profunda y dura película.
Puntuación 7/10
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