En el pasado año se nos han presentado dos peliculas maravillosas que tratan un tema similar, la relación de los que han perdido a un ser querido, con la muerte.Por un lado tenemos Still Walking, de Hirokazu Kore Eda, y por otro, con más éxito internacional a pesar de venir de la mano de un "desconocido", Despedidas, o Departures, que es el título con el que ganó el Oscar a la mejor pelicula de habla no inglesa en los pasados Premios de la Academia, o Okuribito, que es título con el que arrasó en las taquillas niponas.
Daigo Kobayashi no tiene suerte; se gasta una millonada (literalmente) en un chelo, y disuelven la orquesta con la que se malgana la vida. Sin un futuro viable, y con el apoyo de su novia, Maki, deciden dejar la gran ciudad e irse a vivir a su pueblo natal, un pequeño paraje en la montaña.
Allí, buscando en las ofertas de trabajo locales, encuentra un misterioso anuncio que le lleva al que va a ser su nuevo (e inesperado) trabajo: empleado de funeraria.
A veces en las cosas más simples es donde se encuentra la mayor belleza.
Como en el preciso ritual mortuario que practican en la empresa donde va a parar nuestro protagonista: el nokan, donde se prepara a los fallecidos para el viaje al otro lado, vistiéndoles cuidadosamente.
O como un baño en el Onsen del barrio después de un duro dia de trabajo.
O como hacer una pequeña pelicula de la pequeña vida de un tipo que vive en un pueblo pequeño, y tiene un trabajo pasado de moda, y desde luego un poco raro, y que sea sin duda una de las peliculas del año.
Llena de emoción, la pelicula no deja de ser tanto un canto a la vida, como una mirada de respeto a aquellos que dejamos detrás. Pero ojo: esta no es una pelicula con moralina, sino simplemente una mirada un poco más profunda de lo que estamos acostumbrados en la industria del entretenimiento al ser humano, sus sentimientos y sus temores. Para que todo sea un poco más ligero, mezcla el humor (con gags negrísimos) y el drama al 60-40% creando al final uno de esas peliculas de vida cotidiana no sólo agradable de ver, sino también reconfortante.
Yojiro Takita hace un trabajo redondo como director, uniendo un grandísimo guión, que desde la simpleza llega a la precisión, una ambientación maravillosa, consiguiendo con tres o cuatro detalles mostrar la vida del pueblo, y el ritmo pausado, como en el nokan, dejando que los personajes vayan no sólo desarrollando la história sino también mostrando su forma de ser, su pasado, siempre presente, sus sentimientos.
El grupo de actores no se queda detrás. Masahiro Motoki, que ha tenido una carrera más que irregular desde que protagonizara "the Bird People in china" de Takashii Miike, borda el papel protagonista, de tipo normal un tanto ingenuo, Tsutomu Yamazaki se gana al público con su interpretación del jefe de la empresa, un hombre en apariencia de lo más cínico, Ryoko Hirosue (Wasabi, Hana & ALice) cumple como la mujer de Daigo, y el resto de secundarios forman un grupo actoral que cumple de maravilla.
Por si fuera poco el gran Joe Hisashi pone la banda sonora perfecta para acabar de emocionarnos a todos.
Peliculas de este calibre, con esta capacidad de emocionar sin caer en el drama absurdo o desfasado, no salen muchas al año.
No la dejéis pasar.
9 de 10
Daigo Kobayashi no tiene suerte; se gasta una millonada (literalmente) en un chelo, y disuelven la orquesta con la que se malgana la vida. Sin un futuro viable, y con el apoyo de su novia, Maki, deciden dejar la gran ciudad e irse a vivir a su pueblo natal, un pequeño paraje en la montaña.
Allí, buscando en las ofertas de trabajo locales, encuentra un misterioso anuncio que le lleva al que va a ser su nuevo (e inesperado) trabajo: empleado de funeraria.
A veces en las cosas más simples es donde se encuentra la mayor belleza.
Como en el preciso ritual mortuario que practican en la empresa donde va a parar nuestro protagonista: el nokan, donde se prepara a los fallecidos para el viaje al otro lado, vistiéndoles cuidadosamente.
O como un baño en el Onsen del barrio después de un duro dia de trabajo.
O como hacer una pequeña pelicula de la pequeña vida de un tipo que vive en un pueblo pequeño, y tiene un trabajo pasado de moda, y desde luego un poco raro, y que sea sin duda una de las peliculas del año.
Llena de emoción, la pelicula no deja de ser tanto un canto a la vida, como una mirada de respeto a aquellos que dejamos detrás. Pero ojo: esta no es una pelicula con moralina, sino simplemente una mirada un poco más profunda de lo que estamos acostumbrados en la industria del entretenimiento al ser humano, sus sentimientos y sus temores. Para que todo sea un poco más ligero, mezcla el humor (con gags negrísimos) y el drama al 60-40% creando al final uno de esas peliculas de vida cotidiana no sólo agradable de ver, sino también reconfortante.
Yojiro Takita hace un trabajo redondo como director, uniendo un grandísimo guión, que desde la simpleza llega a la precisión, una ambientación maravillosa, consiguiendo con tres o cuatro detalles mostrar la vida del pueblo, y el ritmo pausado, como en el nokan, dejando que los personajes vayan no sólo desarrollando la história sino también mostrando su forma de ser, su pasado, siempre presente, sus sentimientos.
El grupo de actores no se queda detrás. Masahiro Motoki, que ha tenido una carrera más que irregular desde que protagonizara "the Bird People in china" de Takashii Miike, borda el papel protagonista, de tipo normal un tanto ingenuo, Tsutomu Yamazaki se gana al público con su interpretación del jefe de la empresa, un hombre en apariencia de lo más cínico, Ryoko Hirosue (Wasabi, Hana & ALice) cumple como la mujer de Daigo, y el resto de secundarios forman un grupo actoral que cumple de maravilla.
Por si fuera poco el gran Joe Hisashi pone la banda sonora perfecta para acabar de emocionarnos a todos.
Peliculas de este calibre, con esta capacidad de emocionar sin caer en el drama absurdo o desfasado, no salen muchas al año.
No la dejéis pasar.
9 de 10
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