lunes, 21 de noviembre de 2011

Sitges 2011: Karate-Robo Zaborgar


La maratón Japan Madness comenzaba con un plato fuerte de la Sushi Typhoon, el subsello de la Nikkatsu especializado en cine de culto: Karate Robo-Zaborgar, dirigido por uno de los principales cabecillas de la nueva oleada de gore Nipón, Noboru Iguchi (Machine Girl). El director esta vez ha dejado de lado el estilo más subido de tono al que nos tiene acostumbrados para realizar un divertidisimo homenaje al tokusatsu, esas series japonesas de heroes en mallas que luchan contra villanos megalomaníacos en las que el mundo suele estar en peligro, no para burlarse del género, sino desde la nostalgia por esas series que seguramente le marcaron en su niñez.


El film esta dividido muy claramente en dos partes, comienza con Daimon y su robot Zaborgar -capaz de transformarse en moto, además de tener otros muchos usos- en plena acción, como si comenzara nuestra serie preferida: luchando contra la malvada Lady Borg, con la que en el fragor de la batalla llega a nacer el romance. Pero cuando acaba la aventura, la pelicula nos sorprende con un salto en el tiempo hacia adelante, para encontrarnos al Daimon del futuro, que, a pesar de los años que han pasado y de no "ejercer" como dueño de Zaborgar, sigue con el mismo corte de pelo, y la misma ropa... pero sin las ganas ni la destreza de sus tiempos al lado del robot. Es muy curioso que el actor que Iguchi haya elegido para el papel del Daimon adulto sea Itsuji Itao, el mismo al que Hitoshi Matsumoto eligiera para interpretar al héroe fracasado de su opera prima DaiNipponjin. En esta segunda parte veremos la "reconstrucción del héroe", y como tendrá que luchar de nuevo contra el maléfico doctor Akunomiya, además de encontrarse con un par de sorpresas.


Iguchi ha dirigido con esta la que seguramente sea su mejor película hasta la fecha, y no porque sea la que menos sangre y menos sexo tenga de ellas, sino porque quizás sin las necesidades de mostrar cada ciertos minutos una escena hipersangrienta, o unas tetas al aire, se ha podido centrar en hacer una buena pelicula, construir una buena historia sin bajones de ritmo, muy divertida, con buenos efectos, y todo eso sin perder ni el propósito, ni sus propias señas de identidad. Se nota que es una pelicula hecha desde el cariño por el genero y por Zaborgar en especial, por el cuidado en adaptar cada detalle de la serie original adaptándolo en esta nueva historia, sólo alguien que realmente conoce y ama el tokusatsu sería capaz de rodar una pelicula como esta, con todos los tics del género, y que no parezca una burla, sino un magnífico homenaje.


La pelicula funciona además de por la cantidad de humor que tiene, porque los efectos especiales cumplen mucho más de lo esperado. Tanto las transformaciones de Zaborgar en moto, como los diferentes uso del robot dan el pego perfectamente, a pesar de los muchos usos y recursos del robot; de la misma forma cuando el director busca ese punto más auténtico de las series y tira por el cartopiedra y los trajes de goma, funciona igualmente porque no se entendería que fueran de otra forma. El uso de efectos digitales vs. efectos prácticos es simplemente perfecto.


Todo lo que el director ha rebajado en el tema sangriento -aunque la peli tiene algunos momentos más cafres (o elementos como esa furgoneta-robot-perro que se come a la gente)- y especialmente sexual, en el que además de no poder resistirse a hacer un plano de "braguitas" a cierto personaje, ingluye a un trío de "malas" vestidas como para la Lingerie football league formado por Asami Cay Izumi y Yui Murata, lo hemos ganado en cachondeo gracias a Zaborgar y sus múltiples facetas, ya sea preparando el desayuno, venciendo a un rival usando Muay-Thai, haciendo aparecer un mini-helicoptero de su cabeza o mil cosas más. Creo que podemos decir que es un Iguchi moderado pero igualmente descarado y sobretodo divertido.


La sorpresa final llega en los titulos de credito, cuando empiezan a aparecer los nombres del equipo técnico y, al ladito, vemos imágenes de la serie original, comprobando como todo lo que hemos visto en la pelicula, por descabellado que nos haya parecido, estaba ya en la serie original, desde las situaciones rocambolescas, los recursos infinitos de Zaborgar, hasta la apariencia de cada personaje. El guiño final de Iguchi a un género que tantos años después sigue alegrando las mañanas de muchos niños, y otros no tan niños.

Un delirante homenaje al tokusatsu, sólo queda una cosa por decir, todos juntos: "Zaborgar, GO!!!"


7´5 de 10

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