A pesar de que Sitges lleva unos años algo escaso en cuanto a buena animación y en especial japonesa, siempre logra por lo menos hacerse con alguna de esas imprescindibles del año, como en el caso de la segunda película como director de Hiroyuki Okiura, "A letter to Momo", que después de ese clásico en que se ha convertido "Jin-Roh" nos presenta una película totalmente diferente. Y es que parece que tanto él como el estudio de animación IG querían ampliar horizontes y hacer algo mas "familiar", sencillo y encantador.
Al más puro estilo Ghibli, Okiura nos presenta una tierna, bella y mágica película sobre una joven que acaba de perder a su padre en un accidente marítimo y se traslada con su madre a la vieja casa de la familia, en un pequeño pueblo costero. Allí descubre un viejo libro del que, de la noche a la mañana, empiezan a salir yokais (monstruos japoneses mitológicos) que no dejarán de seguirla a todos lados, y con los que a pesar de las molestias iniciales, entabla una extraña amistad.
Por lo que podéis comprobar ya sólo con la sinopsis, la película logra captar toda la esencia de las mejores películas de Ghibli, tomando prestado elementos del clásico (y una de mi película favorita de animación) "Mi vecino Totoro", pero con unos espíritus menos bonachones y más gamberros.
A pesar de los elementos sobrenaturales de la película que la hacen más divertida y fantástica, estamos ante un delicioso drama emocional sobre la pérdida, el arrepentimiento, la familia y el paso de la niñez a la madurez, todo ello de manera sutil sin buscar demasiado la lágrima o el melodrama fácil.
Okiura sabe captar sorprendentemente a la perfección la complejidad de la psicología infantil, mostrándonos una joven protagonista muy entrañable y de gran complejidad, un personaje algo torturado por la perdida de su padre, el significado de la carta innacabada que le deja antes de morir en la que solo ponía "Querida Momo... ", y por no haberse podido despedir propiamente de él, ya que discutieron antes de que este muriera.
Además de mostrarnos toda esta confusión y dificultadad por la que pasa la joven Momo, nos presentan un personaje muy realista gracias a la animación, a sus gestos, sus expresiones y su lenguaje corporal.
La animación es exquisita, muy detallista y muy atractiva visualmente, la producción de esta película tardó siete años en completarse, y tras ver esta maravilla visual que brilla en la pantalla, es fácil entender el por qué, es un hito de la animación artesanal tradicional, se utiliza muy poco el ordenador. Es un prodigio a nivel de diseños y movimientos.
Al más puro estilo Ghibli, Okiura nos presenta una tierna, bella y mágica película sobre una joven que acaba de perder a su padre en un accidente marítimo y se traslada con su madre a la vieja casa de la familia, en un pequeño pueblo costero. Allí descubre un viejo libro del que, de la noche a la mañana, empiezan a salir yokais (monstruos japoneses mitológicos) que no dejarán de seguirla a todos lados, y con los que a pesar de las molestias iniciales, entabla una extraña amistad.
Por lo que podéis comprobar ya sólo con la sinopsis, la película logra captar toda la esencia de las mejores películas de Ghibli, tomando prestado elementos del clásico (y una de mi película favorita de animación) "Mi vecino Totoro", pero con unos espíritus menos bonachones y más gamberros.
A pesar de los elementos sobrenaturales de la película que la hacen más divertida y fantástica, estamos ante un delicioso drama emocional sobre la pérdida, el arrepentimiento, la familia y el paso de la niñez a la madurez, todo ello de manera sutil sin buscar demasiado la lágrima o el melodrama fácil.
Okiura sabe captar sorprendentemente a la perfección la complejidad de la psicología infantil, mostrándonos una joven protagonista muy entrañable y de gran complejidad, un personaje algo torturado por la perdida de su padre, el significado de la carta innacabada que le deja antes de morir en la que solo ponía "Querida Momo... ", y por no haberse podido despedir propiamente de él, ya que discutieron antes de que este muriera.
Además de mostrarnos toda esta confusión y dificultadad por la que pasa la joven Momo, nos presentan un personaje muy realista gracias a la animación, a sus gestos, sus expresiones y su lenguaje corporal.
La animación es exquisita, muy detallista y muy atractiva visualmente, la producción de esta película tardó siete años en completarse, y tras ver esta maravilla visual que brilla en la pantalla, es fácil entender el por qué, es un hito de la animación artesanal tradicional, se utiliza muy poco el ordenador. Es un prodigio a nivel de diseños y movimientos.
Puntuación 7/10
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