Pretenciosa, aburrida, errática, absurda... son algunos de los adjetivos que le podemos otorgar a "The man behind the courtyard house", una película de Fei Xing, director debutante que pretende hacernos pasar por algo rompedor una especie de estudio sobre la maldad en el ser humano con el orden temporal de los actos cambiados. El punto a favor es que si estuviera colocada temporalmente en orden nos tendríamos que tragar hora y cuarto para ver veinte minutos decentes, pero como esta colocada al revés y empieza por el final, podemos ver esos primeros veinte minutos y apagar para hacer algo mucho más productivo. Ni siquiera un actor normalmente apreciable como Simon Yam es capaz de salvar este desastre supuestamente innovador, que cambia de genero sin ningún tipo de sentido.
Cuatro amigos llegan a la casa de unos amigos de la familia de una de las chicas en un pequeño pueblo, para encontrarse ocn un extraño en la puerta. El hombre dice ser una pariente lejano que se encarga de la casa, pero hay algo que les hace sospechar de él. Y con razón puesto que en la primera noche desaparece uno de los chicos, y otra más al mediodia siguiente.
Comienza por el final de la historia como un puro slasher, se pasa al ¿romance?, de ahí al drama criminal y acaba con el espectador (en este caso yo) pidiendo la hora. Este supuesto viaje a la inversa en el que vemos las razones que llevan a un preso recién salido de la carcel a llevar a cabo su venganza, se centra tanto en las historias de los personajes con los que se cruza el protagonista, personajes cuyos destinos nos importan poco o nada, que se pierde por el camino.
El inicio slasher comprime en los 20 primeros minutos lo que a las películas del genero les cuesta todo su metraje; con clichés y demás, es lo mejor de la película, aunque lógicamente cuando se resuelve deja al espectador sorprendido y pensando en donde demonios va a llevar su director a la película en los 80 minutos que faltan hasta llegar a los créditos finales. La respuesta es que Fei Xing se dedica a buscar que ha llevado al personaje a la matanza que inaugura el film, algo interesante como premisa, pero que en su ejecución aburre al más pintado.
La presencia de un más impavido de lo habitual Simon Yam es de lo poco aprovechable de este collage de géneros en el que cada historia funciona por su cuenta, como si fueran cortometrajes a cual más aburrido pegados uno con otro. El director intenta que se fundan los segmentos usando a algún personaje de nexo más alla del de Yam, cruzando algunos destinos, pero no consigue interersarnos en absoluto, y mucho menos darle algún tipo de coherencia al comportamiento del protagonista.
Así en el primer retroceso temporal vemos al personaje de Yam estar alojado en un motel donde comparte largas charlas con otro huesped, que estando de paso por la ciudad le da unas lecciones al personaje de Yam sobre el amor y la vida y todo lo demás. La cosa acaba con ese huesped bailando tangos con la recepcionista.
El siguiente paso atrás en el tiempo nos lleva a la salida de prisión del personaje, y de nuevo nos lleva a una situación absurda que engancha de refilón al personaje de Yam, lo suficiente como para que se le cruce el cable y decida no perdonar a quien los años en prisión le habian hecho olvidar.
Por lo visto el director tuvo sus mas y sus menos con la censura china, que le hizo recortar y retocar el film, supuestamente por la dudosa moralidad del personaje protagonista, así que no sabremos nunca si aquello que se quedó en la sala de montaje era lo suficientemente importante como para poner sentido donde no lo hay; en cualquier caso con un guión y dirección extremadamente pretenciosa y un ritmo tedioso el resultado es un film aburrido directo a la carpeta invisible de ver y olvidar.
Cuatro amigos llegan a la casa de unos amigos de la familia de una de las chicas en un pequeño pueblo, para encontrarse ocn un extraño en la puerta. El hombre dice ser una pariente lejano que se encarga de la casa, pero hay algo que les hace sospechar de él. Y con razón puesto que en la primera noche desaparece uno de los chicos, y otra más al mediodia siguiente.
Comienza por el final de la historia como un puro slasher, se pasa al ¿romance?, de ahí al drama criminal y acaba con el espectador (en este caso yo) pidiendo la hora. Este supuesto viaje a la inversa en el que vemos las razones que llevan a un preso recién salido de la carcel a llevar a cabo su venganza, se centra tanto en las historias de los personajes con los que se cruza el protagonista, personajes cuyos destinos nos importan poco o nada, que se pierde por el camino.
El inicio slasher comprime en los 20 primeros minutos lo que a las películas del genero les cuesta todo su metraje; con clichés y demás, es lo mejor de la película, aunque lógicamente cuando se resuelve deja al espectador sorprendido y pensando en donde demonios va a llevar su director a la película en los 80 minutos que faltan hasta llegar a los créditos finales. La respuesta es que Fei Xing se dedica a buscar que ha llevado al personaje a la matanza que inaugura el film, algo interesante como premisa, pero que en su ejecución aburre al más pintado.
La presencia de un más impavido de lo habitual Simon Yam es de lo poco aprovechable de este collage de géneros en el que cada historia funciona por su cuenta, como si fueran cortometrajes a cual más aburrido pegados uno con otro. El director intenta que se fundan los segmentos usando a algún personaje de nexo más alla del de Yam, cruzando algunos destinos, pero no consigue interersarnos en absoluto, y mucho menos darle algún tipo de coherencia al comportamiento del protagonista.
Así en el primer retroceso temporal vemos al personaje de Yam estar alojado en un motel donde comparte largas charlas con otro huesped, que estando de paso por la ciudad le da unas lecciones al personaje de Yam sobre el amor y la vida y todo lo demás. La cosa acaba con ese huesped bailando tangos con la recepcionista.
El siguiente paso atrás en el tiempo nos lleva a la salida de prisión del personaje, y de nuevo nos lleva a una situación absurda que engancha de refilón al personaje de Yam, lo suficiente como para que se le cruce el cable y decida no perdonar a quien los años en prisión le habian hecho olvidar.
Por lo visto el director tuvo sus mas y sus menos con la censura china, que le hizo recortar y retocar el film, supuestamente por la dudosa moralidad del personaje protagonista, así que no sabremos nunca si aquello que se quedó en la sala de montaje era lo suficientemente importante como para poner sentido donde no lo hay; en cualquier caso con un guión y dirección extremadamente pretenciosa y un ritmo tedioso el resultado es un film aburrido directo a la carpeta invisible de ver y olvidar.
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