“...así que cuando veáis en la
pantalla que sale un sushi, me gustaría que todos gritarais “sushi!”
lo más fuerte que podáis”. Así animaba ese delicioso chalado que
es Noboru Iguchi al personal del Auditori de Sitges en la
presentación de una de sus dos película en programación, “Dead
Sushi”, justo antes de que comenzara la maratón Japan Madness de
este año.
Aunque el público ya va a este tipo de
acontecimientos con la actitud de que la diversión va a estar
asegurada, lo de gritar “Sushi!” cada vez que saliera una de esas
delicias japonesas en pantalla le dio a la sesión otro aderezo más.
La película por su parte nos dio lo que prometía, un buen rato de
humor chusquero, acción de parte de la karateka Rina Takeda,
erotismo gastronómico y la sangre y gore bizarro habituales en las
películas del director.
Takeda interpreta a la hija de un gran
chef de sushi, que intentando emular los pasos de su padre comienza a
trabajar a sus ordenes. Incapaz de seguir sus drásticas enseñanzas,
la chica huye de casa y encuentra trabajo en unas termas.
Allí llegan como clientes los altos cargos de una empresa farmacéutica, para probar la especialidad gastronómica de la casa, el sushi. Pero también les sigue un antiguo investigador de la compañía que, traicionado y desfigurado por culpa del presidente, decide vengarse inyectando en el sushi de la casa una sustancia que no solo le da vida, sino que lo convierte en sushi asesino.
El virus del sushi se comienza a expandirse además de por el resto de la comida, también por los comensales, convirtiéndoles en zombis sedientos de sangre.
Nuestra protagonista deberá utilizar entonces los conocimientos entregados por su padre para salir viva del lugar.
Allí llegan como clientes los altos cargos de una empresa farmacéutica, para probar la especialidad gastronómica de la casa, el sushi. Pero también les sigue un antiguo investigador de la compañía que, traicionado y desfigurado por culpa del presidente, decide vengarse inyectando en el sushi de la casa una sustancia que no solo le da vida, sino que lo convierte en sushi asesino.
El virus del sushi se comienza a expandirse además de por el resto de la comida, también por los comensales, convirtiéndoles en zombis sedientos de sangre.
Nuestra protagonista deberá utilizar entonces los conocimientos entregados por su padre para salir viva del lugar.
La propuesta es extremadamente simple,
y en realidad parece que a Iguchi o alguno de sus colegas de Sushi
Typhoon se les haya ocurrido hacer la película definitiva del
subsello de la Nikkatsu, que una vez parado por lo que parece, era
demasiado buena como para no aprovecharla: sushi que se come a la
gente. Pues eso es la película, su punto de partida desarrollado
durante hora y media, con mucho cachondeo, mucho tortazo, erotismo
light y poco más. Para entendernos estaría mucho más cerca de
“Machine girl” que de “Karate Robo Zaborgar” en grado de
tontería.
Una de las cualidades de Iguchi que le
diferencian a otros directores de subproductos japoneses de este
tipo, es que sabe hacer las películas entretenidas, y donde otros
pasados veinte minutos y el chute inicial pierden el gas como una
cocacola abierta, él sabe manejar no tanto la historia como el
ritmo, y le acaba quedando las películas la mar de resultonas.
Este es un caso más, ya que desde el
primer ataque sushi no hace más que tirar hacia adelante
introduciendo algunos personajes y sobretodo llevando la locura al
máximo, con un final digno de nuestro querido Minoru Kawasaki.
Esta vez apenas sale Asami, que da vida
a la infiel esposa del dueño de las termas, y la que lleva las
riendas de la película es Rina Takeda, que además de preparar sushi
parece haberse integrado de maravilla con el grupo del neo-gore
japonés, y reparte mamporros con su solvencia habitual.
De hecho la película tira más hacia
la acción que hacia los efectos prostéticos salvajes habituales, y
aunque Nishimura deja su huella con algunos efectos, Iguchi parece
haber preferido aprovechar a Takeda y no repetir esquemas.
Cuando uno se pone a ver “Dead Sushi”
ya sabe que no esta a punto de ver el film que cambie nuestras vidas
y marque una generación, sino hora y media de entretenimiento y
risas. Y eso a Noboru Iguchi y compañía, le suele salir muy bien.
6´5 de 10
2 comentarios:
Tras leer la reseña necesito verla, debe ser genial en una sesión doble junto a "Los tomates asesinos"
Sería un programa doble gastro-rrorífico de primera división xD
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