When a wolf falls in love with a sheep

De vez en cuando, aunque cada vez con mayor asiduidad, aparece un film taiwanés pequeño en intenciones, pero grande en contenido y magia. Es el caso de “When a wolf falls in love with a sheep”, esta comedia romántica deliciosa, en la que la sencillez de la trama se complementa con una estética muy fresca, y sobretodo una pareja protagonista encantadora.

A Tung le deja su novia a través de un post-it: “me voy a la academia”. Por supuesto no vuelve, y Tung deja todo para ir en su busca. Después de desmayarse aparece en una copistería, donde el dueño le ofrece trabajo y un lugar donde dormir. Y así comienza su nueva vida, sin olvidar a su ex-novia. Un día, haciendo una entrega de exámenes en una academia, conoce a una de las profesoras, una joven ilustradora introvertida, con la que vuelve a coincidir en su barrio. Entre ambos nace una extraña complicidad al compartir el haber sido abandonados.

Todo parece ya dicho desde hace tiempo en el mundo de las comedias románticas, pero en Taiwan están empeñados en conseguir pequeñas joyitas a partir de la pura cotidianidad, llenando de magia y una cierta inocencia historias que son en realidad de lo más habituales. Es el caso de esta historia de corazones rotos y nuevos caminos en la vida, que nos va ganando desde el primer minuto con una pareja de personajes entrañables, y sobretodo con su estilo moderno y fresco, jugando con los formatos. Su ambientación en un barrio lleno de academias, con un reparto coral de personajes secundarios excelente, solo hace que añadir a esa calidez que destila este segundo film de Hou Chi-jan (One day).

Ko Cheng-tung (el protagonista de “You´re the apple of my eye”) da vida a Tung, ese joven perdido en la vida después de su ruptura amorosa, que poco a poco, aunque sin ningún interés romántico, conecta con el personaje de la encantadora Chien Man-shu (que debuta en el cine tras ser protagonista de varias series televisivas). Ambos se cuentan sus penas, solo que en lugar de hacerlo en un bar compartiendo una botella, lo hacen paseando por su barrio, y de manera secreta a través de los dibujos de una ovejita triste que ella hace en sus exámenes, a los que él comenzará a responder dibujando a un lobo, un elemento que subirá una marcha en la historia.

La química entre la pareja protagonista es palpable a pesar de, como digo, no haber ni un solo avance romántico entre ellos, y en su camino se cruzan varias historias de ese grupo maravilloso de secundarios. En la mayoría de ellos coincide el salir adelante después de una pérdida, desde el joven y misterioso cocinero del puesto de ramen, hasta esa señora del servicio de limpieza a la que se le ha escapado el perro, pasando por la historia de tintes filosóficos de ese cura/cocinero, un enorme cameo de Lin Ching-tai, el inolvidable Mona Rudo de “Seediq Bale”. 

Por cierto, si os esperáis al final de los títulos de crédito, hay una pequeña escena extra con dos de estos secundarios.

Si la pareja protagonista es encantadora, también lo es la estética y ambientación que les rodea, en los que entra la animación a cuenta de ese juego de mensajes en los dibujos, además de multitud de juegos visuales como escenas en stop-motion del protagonista, grafismos divertidos, o esa escena de la parte final en la que se para literalmente el tiempo.

“When a wolf falls in love with a sheep” nos llega a través de la sencillez y la calidez que, de vez en cuando, podemos encontrarnos en la vida. Es un mensaje un tanto inocente y más en los tiempos que corren, pero a veces es conveniente -y se agradece- ver propuestas como esta, que mira hacia adelante con ojos esperanzados. 

7´5 de 10

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