miércoles, 9 de enero de 2013

La semana de... Wong Kar-Wai: Ashes of Time Redux.

Dice Tony Leung que todos los directores chinos quieren dirigir, por lo menos una vez en su vida, un wu-xia. No le debe de faltar razón cuando hasta los directores más consagrados -desde el Mainland con Zhang Yimou, hasta Taiwan con Hou Hsiao-Hsien-, muestran interés hacia un género clave en la historia del cine de la zona.
No quiso faltar tampoco Wong Kar-Wai en 1994, en la que fuera su tercera película después de “Days of Being Wild”, repitiendo con algunos nombres que se convertirían en recurrentes en su carrera, tanto en el poderoso reparto como en el equipo técnico, y confiando la acción a un maestro como Sammo Hung. Lo hizo, como siempre a su estilo, basándose en la historia de una trilogía de novelas pero adaptándola con su propio sello, añadiendo esa voz en off que le da un aire noir, especialmente al personaje de Leslie Cheung, y mostrando los sentimientos de los personajes a través del tiempo, siempre presente, y el espacio, un desierto que en este caso se convierte en uno de los leit-motivs- del film.

Ouyang Feng es un guerrero que decidió recluirse en el desierto después de un desengaño amoroso. Muchos años atrás amó a una mujer, pero ésta acabó casándose con su hermano mayor. Desde entonces Feng vive en soledad y acepta trabajos como asesino por encargo. Para ejecutarlos tiene a su servicio a valientes compañeros, que también tienen problemas de soledad.


“Ashes of Time” es probablemente el proyecto más ambicioso (y fallido) de Wong Kar-Wai. El rodaje y postproducción de la película, un wu-xia lleno de personajes con el corazón roto, se alargó tanto que el director se tomó un tiempo para, por un lado desahogarse del desierto rodando “Chunking Express”, y por otro producirle a Jeffrey Lau una parodia basada en la misma trilogía de novelas épicas (la loquísima "The eagle shooting heroes"), con la que de paso cubrir algunos gastos, protagonizada por prácticamente el mismo (e impresionante) reparto.

Después de perderse tras 14 años, el director reestrenaba en el 2008 esta versión “Redux” del film, recortando algo, añadiendo cuatro rótulos dividendo el film claramente en las cuatro estaciones, y en términos generales dejándole un tanto más satisfecho con el resultado final. Da la sensación que en la época del primer estreno el director estuviera tan cansado del proyecto que primó el terminar el film, estrenarlo, y básicamente sacárselo de encima de una vez, para años después, con la visión que da el tiempo, poder finiquitar el proyecto puliendo los últimos detalles.

Como en muchos films del género, la acción y el tránsito de los personajes es confusa, con el añadido de que el director, más parco en explicaciones narrativas que de costumbre, va creando un puzzle de caras a las que vemos pasar por pantalla sin saber muy bien quién es quién. Poco a poco las vamos reuniendo -tal espadachín es el rival del espadachín de la cabaña, tal mujer es la esposa del espadachín ciego- . Pero lo que queda claro desde un primer momento es que todos los personajes sufren por amor de una u otra forma. El pasado y los recuerdos son la base que mueven a los personajes, llenos de melancolía por lo que pudo ser y no fue.


La película es visualmente, como comentaba, totalmente cautivadora, y es indudable que impulsó al género al utilizar esos paisajes para reflejar el estado emocional de los personajes. El trabajo del director junto a Chris Doyle es una vez más soberbio, llenando el film de espléndidos planos en los que no solo vemos a los solitarios personajes, sino también su misma soledad en ese desierto que parece que nunca se acaba. Hay un momento en que el personaje de Leslie Cheung dice algo así como “¿sabes que hay después del desierto? Otro desierto”. No sé si se refiere a una visión pesimista de la vida o a, literalmente, que viven en un mar inacabable de dunas (o a las dos cosas), pero lo que esta claro es que es lo que transmite la ambientación.
Desde luego el rodaje en un paraje perdido de China, nada de estudio, no debió de ser ningún camino de rosas precisamente, pero además de servir de permanente metáfora, le da un plus a la emoción de la película.
Wong Kar-Wai es un especialista precisamente en eso, en convertir las localizaciones de sus películas cási en su propio mundo, donde parece que no haya más que lo que vemos en pantalla.



El reparto esta encabezado por Leslie Cheung, Tony Leung Ka-Fai (en su única colaboración con el director hasta ahora), Maggie Cheung, Tony Leung Chiu-Wai, Jacky Cheung, Brigitte Lin y Carina Lau. Todo un grupo de primeras figuras al servicio de la historia, del que destaca el desaparecido Leslie Cheung, el ancla de la historia, en otra interpretación para el recuerdo.

Visualmente es uno de los trabajos más impresionantes del director, con los paisajes naturales y el diseño de producción convirtiéndose en una auténtica delicia para las pupilas, pero narrativamente la película es demasiado confusa, poniendo a prueba al espectador más concentrado.
De todas formas por su singularidad, y su influencia en el género (aunque los laureles se los llevaría Ang Lee unos años después), es una película absolutamente recomendable tanto para fans del director, como en general para los amantes del cine asiático.

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