martes, 16 de julio de 2013

Akira, 25 aniversario de su estreno en Japón.


“Neo-Tokyo está a punto de E-X-P-L-O-T-A-R”. Ese era el eslogan del poster, en el que un chaval con una especie de lanzamisiles futurista enorme aparecía por delante de una metropolis. Tras verlo en una revista de cine allá por 1992, sabía que tenía que ver ese film, y la película (que había pasado por el Festival de Sitges del año anterior) no tardaría mucho en llegar hasta el cine de mi barrio en el mes de Julio.
No es que tenga una gran memoria (más bien lo contrario), sino que gracias a la hemeroteca virtual de La Vanguardia he podido averiguar la fecha concreta en que vi “Akira”: el 17 de Julio de 1992, una semana antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona y casi cuatro años justos después de su estreno original en Japón. La sesión fue muy especial, mi cerebro quedó frito y seguramente fue algo parecido a lo que debieron sentir los espectadores en el estreno de “2001” de Kubrick. No había visto nada igual a aquel festival de luces, explosiones y sci-fi metafísica.

Hoy, 16 de Julio de 2013, se cumple el 25 aniversario del estreno en Japón de “Akira”, el 16 de Julio de 1988, sin mucha discusión no solo uno de los títulos más influyentes del mundo de la animación, sino posiblemente del cine moderno. Katsuhiro Otomo adaptaba a la gran pantalla su propio manga, por entonces aún inacabado, sintetizando esas más de 2000 páginas de su obra en las dos horas de animación más electrizante que se hubieran visto hasta el momento.

Un auténtico cóctel molotov de animación hiperrealista, lleno de ciencia ficción metafísica, bandas de moteros, un gobierno opresivo y lleno de secretos, drogas, acción explosiva (todo lo que puede explotar, efectivamente explota), y dos personajes, Kaneda y Tetsuo, destinados a enfrentarse.

La película comienza situándonos 38 años después de la tercera guerra mundial, mostrándonos la explosión que arrasó Tokyo, que sirvió como espoleta del conflicto. Las siguientes imágenes nos llevan a una pelea entre dos bandas de moteros, la liderada por Kaneda y la de los Payasos, en un Neo-Tokyo hipermoderno pero por lo que podemos comprobar de sociedad polarizada, en que la pobreza está en las calles. Tetsuo, el amigo de la infancia de Kaneda, siempre a su sombra, choca contra un extraño crío de pinta envejecida y piel azulada. El ejército, que aparece antes de que se den cuenta, se lleva tanto a ese crío como a Tetsuo, que quedará cambiado para siempre.
A partir de ahí descubriremos como un grupo revolucionario, con los que se aliará Kaneda en busca de su amigo, intenta indagar en los experimentos que realizó el gobierno, llevándonos a una aventura de proporciones épicas.

Las diferencias con el manga son muchas, algo lógico por tener que sintetizar esas más de 2000 páginas en las que no paran de pasar cosas, en apenas dos horas. Otomo optó por, primero, aligerar acontecimientos cambiando las situaciones, inventando un comienzo muy dinámico, en el que en apenas diez minutos ya nos ha puesto más que en situación, y utilizando algunos elementos que aparece en un contexto, en otras escenas. Para tratarse de todo un encaje de bolillos la película resulta una especie de versión ligera (en volumen) del manga, que termina encajando bastante bien.
Segundo, recortando personajes: el coronel adquiere un papel mucho más unidimensional, apenas aparece el líder de la banda de los payasos, o sobretodo a la líder de la secta Lady Miyako, que en el manga tiene un papel crucial. A otros simplemente los elimina completamente.

Y es que las diferencias son muchas, pero la esencia es la misma, o por lo menos muy parecida, dejando quizás algo más desconcertado al espectador que al lector. El primer visionado de la película es seguramente menos claro que una primera lectura del manga, comenzando porque –SPOILER- Akira apenas aparece físicamente a pesar de estar constantemente en boca de los personajes, convirtiéndose casi en el “Rosebud” del mundo del anime. La historia se mantiene en esa creación de un superhombre, esa búsqueda de la evolución humana, algo que termina por supuesto –SPOILER OTRA VEZ- con la destrucción total de individuo.

Además de ese aspecto metafísico de la historia, no es solo fascinante el uso de la tecnología y su actitud cyberpunk, sino también de los poderes sobrehumanos que despiertan en Tetsuo; cuando se estrenó el film comercialmente en España, en 1992, ya habíamos visto “Dragon Ball” y las ondas de poder, pero esto era desde luego otra cosa: aquí la destrucción era masiva y las muertes más sangrientas todavía. Es como si Tetsuo fuera un guerrero Super Saiyan para mayores de 18 años.

25 años después de su estreno “Akira” se ha convertido en una obra atemporal, que mantiene toda su fuerza y creatividad, que sigue presentándose adelantada a su tiempo. Visualmente sigue siendo un prodigio, todo el cuidado que puso Otomo en las técnicas usadas en la producción de la película sigue pagando réditos, y su imaginario se ha convertido en icónico: esas explosiones atómicas que luego han sido copiadas mil veces; las estelas de las luces de las motos, casi como si fueran las de Tron; Kaneda y Tetsuo gritandose los nombres, disparando el láser; la moto de Kaneda, la primera transformación de Tetsuo, con su brazo ciborg; su segunda transformación, gigantesca masa de carne y cables y hormigón, y todo lo que hay a su alrededor.

“Akira” abrió el camino al anime en occidente, marcando a toda una generación con historias sin concesiones que desde luego no eran para niños. Probablemente su papel fue clave en que dejáramos de hablar de “dibujos animados” y hacerlo de “animación”, como si le llegara la edad adulta a un género que parecía hasta entonces destinado casi por completo a los más pequeños.

2 comentarios:

Gran reseña. AKIRA nos cambió la vida. Yo no supe nada de su existencia hasta que vi un spot televisivo en el que anunciaban su próximo lanzamiento en VHS, yo con tan solo 7 años y un apasionado de Dragon Ball, me enamoré al instante y pedí insistentemente a mis padres esa película... un mes después, parte de mi inocencia murió viendo este anime que me abrió los ojos como nada lo había hecho nunca. No comprendía nada de lo que veía, pero sabía que era algo grande, efectivamente, 18 años después, ese anime sigue estando a la vanguardia y su mensaje sigue produciendo grandes dolores de cabeza, tantas lecturas y como no, visualmente una gozada. Todo se resume a: ¡Yo, soy, Tetsuo!

Yo tengo cierta mania a esta pelicula y gran parte de ella parte del eclipse que provoco a Royal Space Force, la cual supera con creces a Akira en todos los sentidos y eso que siento mayor interes por el genero neo punk y demas. Todos hablamos de Akira, incluso los ignorantes al respecto de la animacion japonesa de esos años pero nadie sabe nada acerca de RSF. Muchos hablan de su supuesto mensaje, para mi resulta inexistente. Solo veo a un crio celoso y bajo efectos de la rabia con poderes sin ningun fundamento o explicacion digna de ser mencionada.

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